Preparación de superficies


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Existen una gran variedad de soportes que pueden actuar como base de aplicación:

  • Cementosos (hormigón).
  • Metálicos (hierro, acero inoxidable, aluminio, etc.).
  • Cerámicos.
  • Poliméricos (PU, EP, Poliéster).
  • Asfálticos

Cualquiera de estos soportes requieren de ciertas características para poder recubrirse, la más importante es que la superficie esté limpia.

En el caso del hormigón, éste deberá encontrarse exento de lechada superficial, aceites, grasas o cualquier otro agente contaminante, así como restos de líquido desencofrante o de curado. La textura superficial deberá presentar un poro abierto y la temperatura del soporte y ambiental de ceñirán según especificaciones de cada producto y fabricante.

En todos los casos en que se reparan o protegen superficies de hormigón, las condiciones de la superficie existente sobre la que se aplican los materiales de reparación y/o protección, son de gran importancia para la durabilidad de los trabajos. Es primordial saber cómo está el soporte actual, si presenta buena resistencia mecánica, si tiene contaminación por aceites, si hay humedad por nivel freático, si presenta fisuraciones, etc. Sólo de este modo podremos asegurar el éxito en cualquier sistema que vayamos a prescribir a nuestro cliente. 

La durabilidad puede verse seriamente afectada si no se ha realizado un correcto estudio del estado actual de la superficie y una correcta preparación ésta.

PREPARACIÓN DEL SOPORTE DE HORMIGÓN

El primer paso es realizar una valoración del estado general del soporte, si presenta buen aspecto, si tiene coqueras y/o fisuras, si hay contaminación por vertidos de aceites, si existe humedad superficial o humedad freática, etc.

El segundo paso a conocer es su dureza y la actividad a la que va a estar sometido: qué tipo de tránsito va a tener que soportar, si va a sufrir contaminación por vertidos constantes u ocasionales de aceites, disolventes, ácidos, etc.

PREPARACIÓN DE LA SUPERFICIE DE HORMIGÓN MEDIANTE MEDIOS MECÁNICOS

En cada caso particular será necesario determinar el tipo de tratamiento más adecuado en función de la naturaleza y el estado actual del soporte. Los sistemas de preparación de superficies pueden variar de un trabajo a otro. Los más empleados son el lijado, diamantado (desbastado), granallado y fresado. El objetivo es el de dotar a la superficie de la rugosidad, limpieza, firmeza y capacidad de absorción necesarias para garantizar la adherencia de los materiales que se vayan a instalar con el fin de asegurar la durabilidad de los trabajos realizados.

DIAMANATADO DE PAVIMENTO DE HORMIGÓN
DESBASTADO MECÁNICO DE PAVIMENTO DE HORMIGÓN

DIAMANTADO DE PAVIMENTO DE HORMIGÓN

DESBASTADO MECÁNICO DE PAVIMENTO DE HORMIGÓN

GRANALLADO MECÁNICO DE PAVIMENTO DE HORMIGÓN

En el caso de las superficies metálicas, la preparación se puede realizar mediante uno o varios de los siguientes sistemas:

Limpieza Química: Limpieza mediante solventes para eliminar grasas, aceites, tierras, sales, suciedades y contaminantes por medio de disolventes y detergentes.

Pasivante: Mediante el uso de imprimaciones de acción estabilizadora del proceso de oxidación, que detienen la oxidación y neutralizan el óxido. Se aplica en superficies de acero oxidadas.

PASIVANTE

Limpieza Manual y Mecánica: (Según ISO 8501-1): Se denomina por las letras St acompañadas del grado de intensidad, para raspado y cepillado. Se aplica generalmente cuando existen pequeñas áreas degradadas, en zonas inaccesibles para el chorro abrasivo, para eliminar la capa de laminación, herrumbre suelta o pintura descascarillada.

Limpieza Manual y Mecánica

Limpieza por Chorro Abrasivo: (Según ISO 8501-1): Se denomina por las letras Sa acompañadas del grado de intensidad, para proyección de partículas abrasivas (arenado- granallado). Se utiliza este método cuando se pretende conseguir una limpieza en profundidad y eliminar toda la capa de laminación, herrumbre, pintura antigua o impureza existente.

Limpieza por Chorro Abrasivo

Una buena preparación de la superficie a tratar es la parte principal en el éxito de la protección de las estructuras y elementos metálicos. Para que una pintura cumpla con los requisitos esperados, es primordial que tenga una excelente adherencia sobre la superficie metálica y sólo se consigue a través de una preparación adecuada de la superficie.

La mayoría de los defectos en los recubrimientos de pintura se pueden atribuir a una mala preparación del soporte o a una mala adherencia del recubrimiento.

Limpiar el soporte de impurezas como aceites, humedad, suciedades, óxidos, etc. proporciona una superficie más fácilmente impregnable, fundamental para una buena adherencia.

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